LA ENTREVISTA

VÍCTOR OSORIO, PRESIDENTE DE LA IZQUIERDA CRISTIANA: “PROPONEMOS UNA REVOLUCIÓN CIUDADANA PARA CHILE”

Víctor Osorio Reyes fue electo presidente del Partido Izquierda Cristiana de Chile en un contexto cargado de significados. De partida, le corresponderá dirigir un evento de una enorme significación para la colectividad y para toda la Izquierda: el cumplimiento de sus 40 años de existencia, el próximo 24 de octubre.
Su elección fue resuelta en el Tercer Congreso Nacional de la IC, concluido en diciembre pasado, y es la primera vez que el Partido es encabezado por un militante que no participó en su fundación en 1971, bajo la conducción de Bosco Parra. Luego del golpe de Estado, la responsabilidad fue asumida por Eugenio Díaz, Sergio Aguiló, Pedro Felipe Ramírez y Luis Maira. Tras el fin de la dictadura vinieron Roberto Celedón, Carlos Donoso y, entre el 2006 y el año pasado, Manuel Jacques.
A diferencia de todos ellos, Osorio ingresó a la Izquierda Cristiana en 1983, en pleno ciclo de las Protestas Nacionales. Fue uno de los fundadores y dirigentes del Comité Pro FESES y la FESES (Federación de Estudiantes Secundarios), correspondiéndole participar en hechos emblemáticos de la lucha en contra de la dictadura militar, como el paro nacional contra la municipalización de la enseñanza. También representó a los estudiantes secundarios en la Asamblea Nacional de la Civilidad, y fue uno de los convocantes al Paro Nacional del 2 y 3 de julio de 1986. Fue uno de los rostros de la Generación de Los 80.
Ahora, se ha cargo de la conducción de una importante expresión de la Izquierda chilena cuando la derecha ha reconquistado La Moneda.
Osorio es además periodista y fue uno de los tres profesionales que dieron origen al diario electrónico “Crónica Digital” en abril de 2005, a partir de una iniciativa de solidaridad con Cuba que convocó a trabajadores de los medios de comunicación.
Otro hecho significativo del contexto en que Osorio ha asumido la presidencia de la IC es la propuesta que resolvió el Tercer Congreso, en el sentido de construir una Nueva Fuerza de Izquierda, que el próximo 21 y 22 de mayo ha convocado a su Encuentro Fundacional en la USACH.



–¿En el marco de la construcción de la Nueva Fuerza de Izquierda, se termina la historia de la Izquierda Cristiana? ¿La IC se disolverá en esa nueva colectividad?
–El Tercer Congreso Nacional de la Izquierda Cristiana se propuso contribuir a la creación de una Izquierda Ciudadana, lo que se expresa en la construcción de una Nueva Fuerza de Izquierda. Al respecto, pensamos que ese propósito constituye el resultado de un proceso, no una especie de operación de ingeniería política, y nos parece que la Izquierda Cristiana es una herramienta que puede contribuir al desarrollo de ese proceso. Por lo tanto, no nos hemos planteado nuestra disolución, ni tampoco consideramos que nuestra existencia se contraponga con el esfuerzo de levantar un nuevo y más amplio espacio de Izquierda. Por lo demás, otras organizaciones políticas que han concurrido a esta iniciativa tampoco se han planteado su superación.

–¿No es contradictorio mantener la Izquierda Cristiana y al mismo tiempo participar en la construcción de una nueva fuerza política?
–La diversidad es una característica distintiva de este proceso de construcción que se ha puesto en marcha, y que tuvo su punto de partida visible en una asamblea realizada el 22 de enero en el Centro Ecuménico Diego de Medellín. En la Nueva Fuerza de Izquierda se ha producido una articulación de partidos, movimientos y organizaciones políticas, con liderazgos ciudadanos e independientes de Izquierda de diferentes orígenes. La naturaleza diversa de la iniciativa constituye uno de los rasgos originales de su consistencia, y existe una coincidencia de todas y todos respecto de la necesidad de preservar esta diversidad como una clave del proceso de construcción que hemos emprendido.

–¿Esa diversidad no es sinónimo de falta de coherencia política?
–En modo alguno la diversidad es contradictoria con la creación de definiciones políticas compartidas y coherentes. La diversidad supone una construcción democrática y, en este sentido, nos hemos propuesto elaborar en forma democrática un camino político común. Es uno de los sentidos básicos del Encuentro Nacional Fundacional que se realizará el 21 y 22 de mayo, que tiene como un marco básico de referencia una convocatoria diseñada en forma colectiva. A partir de este evento se deberá profundizar una elaboración común con la participación de todas y todos los que se incorporen a este proceso. 

–¿Quiénes han participado, hasta ahora, en el proyecto de Nueva Fuerza de Izquierda?
–En materia de organizaciones políticas, aparte de la Izquierda Cristiana se han integrado el Partido del Socialismo Allendista, el Movimiento Nueva Izquierda, la Acción Socialista Allendista, la Asamblea Democrática, el Comité de Iniciativas Por Más Izquierda, Urracas de Emaús y el Colectivo ESOPO. Asimismo, participan independientes de izquierda, figuras del mundo de las artes, la cultura y la academia, representantes de los pueblos originarios, feministas, ecologistas, representantes de diversidades sexuales, profesionales. Además, ha sido muy relevante el aporte de los compañeros Jorge Arrate, ex candidato presidencial de la Izquierda, y Sergio Aguiló, que luego de renunciar a la Concertación se ha incorporó en forma inmediata a este proceso.



–¿Qué relación tendrá la Nueva Fuerza de Izquierda con el Partido Comunista?
–La convocatoria al Encuentro Fundacional sostiene expresamente que proponemos crear una organización política definidamente de Izquierda y, por tanto, promotora de un nuevo frente unitario de izquierda, con una plataforma transformadora popular y democrática propia, alternativa a las opciones neoliberales. A juicio de la Izquierda Cristiana de Chile, la constitución de la Izquierda chilena como una alternativa de poder requiere ensanchar sus fronteras, afirmando su diversidad y carácter plural. En ese sentido, la construcción de una Izquierda Ciudadana, expresada en una Nueva Fuerza de Izquierda, es un aporte a la tarea de ampliar y profundizar la Unidad de la Izquierda.

–Hasta ahora la Izquierda Cristiana integraba el Juntos Podemos.
–La Izquierda Cristiana, como se sabe, fue una de las fuerzas que concurrió a la fundación del Juntos Podemos. En el Tercer Congreso Nacional de la IC planteamos la superación del Juntos Podemos, en el sentido de un ensanchamiento de la unidad de la Izquierda a través de la búsqueda de niveles superiores de entendimiento de la Izquierda, en una dinámica que asumimos tiene que ser realizada desde el Juntos Podemos y con el Juntos Podemos. No hay duda alguna de que el domicilio político de la IC en materia de alianzas políticas es y será la unidad de la Izquierda.

–¿Qué piensa la Izquierda Cristiana respecto de la necesidad de derrotar a la derecha?
–La oposición y enfrentamiento creciente a la derecha política y económica es una tarea política principal. Su derrota en todos los campos constituye condición necesaria para la construcción de una alternativa al neoliberalismo. No es viable perspectiva revolucionaria alguna, en el caso de que la derecha política y económica logre su propósito de un ciclo de larga duración de sucesivos gobiernos bajo su control. Por otra parte, no existe derrota política de la derecha, que sea efectiva en el largo plazo y consistente en su contenido, si no representa una derrota estratégica del neoliberalismo como proyecto.

–¿A qué se refiere la Izquierda Cristiana cuando habla de una “Revolución Ciudadana”?
–Pensamos que la naturaleza del orden constitucional y de los dispositivos institucionales existentes cierran todo camino para las reformas. Por consiguiente, sostenemos que una perspectiva de democratización no puede sino tener contenido revolucionario. Tampoco es viable plantarse la superación del neoliberalismo sin afectar la institucionalidad, puesta al servicio de la reproducción del modelo. Creemos que este proceso revolucionario debe tener como sujeto a la ciudadanía, la que se empodera en los territorios y comunidades, hasta la conquista democrática de un Gobierno Nacional y Popular que convoque a una Asamblea Constituyente para elaborar una nueva Constitución y comenzar un proceso de cambios que supere la frontera neoliberal. Es un proceso que se desarrolla desde abajo, en la dimensión comunitaria de la práctica y la convivencia social, hasta producir un cambio en la institucionalidad y en el modelo de desarrollo con un horizonte socialista.

–¿En ese contexto, cómo se entiende el concepto de ciudadanía?
–Nuestro horizonte es la construcción de una contrahegemonía para la profundización de la democracia, en un camino que asume diversas formas de radicalidad social y fomenta acciones comunitarias como formas de construcción de saber y poder social. Ello implica trabajar por el desarrollo y la multiplicación de formas comunitarias de organización y de movilización ciudadana, creando y fortaleciendo movimientos sociales que se constituyan en resistencia y contrapoder frente al neoliberalismo. En definitiva, se trata de promover un poder alternativo a través del fortalecimiento de la sociedad civil y de la construcción comunitaria de ciudadanía.
El sistema se sustenta en la expropiación de la ciudadanía, en la reducción de los sujetos a súbditos y consumidores, hipotecados al servicio del mercado y los deseos del amo. Por lo tanto, asumimos la ciudadanía como proposición revolucionaria, fundada en la creación de nuevos sujetos sociales y espacios públicos, basados en la autonomía, la diversidad, y relaciones de cooperación y solidaridad. Pensamos que es la forma posible de imaginar un futuro de democracia participativa que garantice la redistribución comunitaria del poder.

–A 40 años de la fundación de la Izquierda Cristiana, ¿qué balance hace del aporte de los cristianos de izquierda y de la Izquierda Cristiana?
–La vocación fundacional de nuestra comunidad partidaria por la unidad social y política del pueblo ha sido manifiesta a lo largo de su recorrido histórico, desde la incorporación a la Unidad Popular en 1971 hasta la fundación del Juntos Podemos en 2006. En el marco de esta opción clave, creo que contribuimos a incorporar el cristianismo revolucionario como una de las vertientes culturales que prefiguran la diversidad de la Izquierda chilena, y hoy es uno de los componentes del esfuerzo de convergencia y síntesis que, a nuestro juicio, se expresa en la Nueva Fuerza de Izquierda. Además, pienso que hemos realizado aportes en lo que se refiere a imaginar la política revolucionaria y socialista en una perspectiva de carácter comunitario y radicalmente democrático, y a instalar una aproximación ética a la política, asumiéndola como práctica de servicio y práctica vinculada al autogobierno de las comunidades, articulando la lucha contra la explotación con el combate contra forma de dominación. La noción de Izquierda Ciudadana tiene como sustento teórico y político esta mirada, que adquiere una particular potencia en tiempos de crisis del sentido de la política y crisis del sentido de la vida social.

Por Iván Gutiérrez Lozano
Periodista

Santiago de Chile, 17 de mayo de 2011
Crónica Digital